Dermatitis Atópica

¿Qué es la Dermatitis Atópica?

La dermatitis atópica es una enfermedad crónica de la piel que cursa en brotes y cuyo principal síntoma es el picor, tan intenso que para los pacientes es muy difícil evitar rascarse.

¿Cómo se manifiesta la dermatitis atópica?

Las lesiones cutáneas que aparecen pueden presentarse como manchas rojas con vesículas (fase aguda), manchas rojas con descamación (fase subaguda) o placas de piel engrosada y con los pliegues cutáneos marcados (fase crónica). Estas lesiones se localizan principalmente en los niños pequeños en la piel de la cara o las áreas extensoras de extremidades (muslos, brazos) y en los adultos en los pliegues y áreas flexoras de las extremidades.

Además son comunes otras características como xerosis (piel seca), dermatitis en manos o pies, palmas hiperlineares, queratosis pilaris (“granitos” ásperos persistentes en muslos o brazos), eccema del pezón, pitiriasis alba (lesiones blancas en extremidades o cara), doble pliegue en párpado inferior y oscurecimiento de la zona periocular. Los pacientes con dermatitis atópica tienen también más riesgo de infecciones cutáneas (herpes, moluscos o sobreinfección bacteriana entre otras).

¿Es frecuente la dermatitis atópica?

Sí. La dermatitis atópica es muy frecuente y los datos actuales apuntan a un incremento en la frecuencia en la mayoría de los países. Según algunos estudios recientes hasta el 30% de niños en edad escolar padecen esta enfermedad.

¿A qué edad suele aparecer?

Habitualmente aparece en los primeros meses de vida, desapareciendo espontáneamente en algunos pacientes en la pubertad y persistiendo en otros durante toda la vida. Sin embargo, hay pacientes que presentan los primeros síntomas en la edad adulta.

¿La dermatitis atópica se asocia a otros síntomas?

Sí. Es frecuente que la dermatitis atópica se asocie, tanto en los propios pacientes como en sus familiares, a otras dos enfermedades, el asma alérgico y la rinoconjutivitis primaveral. Sin embargo no todos los pacientes manifiestan todos los síntomas.

¿Es hereditaria?

Sí. La dermatitis atópica está determinada genéticamente. Si los padres tienen dermatitis atópica, asma alérgico o rinoconjuntivitis estacional, los hijos tienen más riesgo de desarrollar dermatitis atópica. Sin embargo, aún no se conoce exactamente el modo de herencia.

¿Es contagiosa?

No. Es importante aclarar este hecho a pacientes y familiares.

¿Influye la alimentación en el desarrollo de la dermatitis atópica? ¿Y otros factores?

Algunos pacientes, sobre todo niños, pueden tener alergia a algunos alimentos, y la ingesta de estos alimentos puede empeorar las lesiones de dermatitis atópica. Sin embargo, en la mayoría de los pacientes no está justificado retirar ningún alimento de la dieta.

Además de alimentos, deberían considerarse otras sustancias que inhaladas pueden influir en el curso de la enfermedad. Se ha observado que puede existir cierta mejoría clínica en ambientes con poco polvo.

La luz solar natural suele ser beneficiosa para la mayoría de los pacientes con dermatitis atópica. Sin embargo, el calor húmedo ambiental, puede producir sudoración y picor, y ser contraproducente para el paciente.

¿Se deben seguir unos cuidados especiales?

No existe una “receta mágica” para evitar los brotes de dermatitis atópica. Sin embargo solemos recomendar a los pacientes unas medidas y cuidados de la piel, con la intención de disminuir la frecuencia e intensidad de los brotes. En primer lugar, para evitar el círculo de picor-rascado, se deben evitar los posibles agentes agravantes (detergentes, productos químicos, ropas ásperas, condiciones ambientales extremas, estrés emocional). Entre estas medidas recomendamos el uso de productos de higiene suaves, que no dañen la piel, la utilización de cremas o emolientes tras la higiene, tomar el sol (con protección solar), controlar la temperatura y humedad ambientales, e incluso técnicas de relajación en algunos casos.

¿Cuál es su mejor tratamiento?

El tratamiento de la dermatitis atópica debe ser individualizado. No existe hasta la fecha ningún tratamiento definitivo, y se trata de manejar la enfermedad adecuadamente en cada paciente y en cada momento.

En los brotes con pocas lesiones suele ser suficiente un tratamiento tópico, que se basa fundamentalmente en el uso de corticoides, aplicados en las lesiones durante un tiempo limitado. Recientemente han aparecido dos inmunomoduladores tópicos (tacrolimus y pimecrolimus) que tienen una eficacia equivalente a algunos corticoides, pero sin los posibles efectos secundarios del uso crónico de corticoides tópicos.

Los tratamientos tópicos pueden ser insuficientes en pacientes con múltiples lesiones y mucha sintomatología. En estos casos puede ser necesaria la utilización de tratamientos orales. En el brote agudo suelen utilizarse corticoides orales en ciclos cortos asociados al tratamiento local. Otros tratamientos en caso de no controlarse bien la enfermedad son PUVA (exposición a la luz ultravioleta UVA dos horas después de la toma de sustancias sensibilizantes), UVA1, UVB y tratamientos inmunosupresores, como la ciclosporina.

¿Dónde acudir si tengo dermatitis atópica?

Para el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad debe acudir a su dermatólogo.

DECALOGO DE LA DERMATITIS ATOPICA

Hemos elaborado junto con la Dra Marta Feito, dermatóloga directora de Dermatología Pediatrica de nuestra unidad, un decálogo para intentar ayudar a pacientes con dermatitis atópica.

1.- Es recomendable el baño diario de los niños con dermatitis atópica. Éste debe ser preferiblemente de corta duración y con agua no muy caliente, pues esto podría empeorar el picor. Existen numerosos productos sin detergente para el baño (syndet) que no dañan la piel y colaboran en la hidratación de la misma.

2.- Finalizada la ducha, no debe frotarse la piel del niño con la toalla, sino realizar un secado con suavidad, a toquecitos”.

3.- Es conveniente el uso de prendas de algodón, no de lana, las cuales empeoran el picor en muchas ocasiones.

4.- Debe evitarse el rascado de las lesiones, ya que intensifica la inflamación, y aumenta el riesgo de infecciones bacterianas y virales, debido a que las heridas en sí mismas se convierten en puertas de entrada a numerosos agentes infecciosos.

5.- Las ropas oclusivas o los ambientes con temperaturas elevadas aumentan la sudoración, que a su vez incrementa el picor y la necesidad de rascado.

6.- Las cremas hidratantes son muy útiles en el cuidado de estos pacientes, colaborando en la prevención de nuevos brotes. Deben usarse sobre la piel sana xerótica, pero sin eccema, cuando ésta ya esté curada con los tratamientos médicos adecuados. El mejor momento para su uso es tras el baño o ducha.

7.- Los corticoides tópicos y los inhibidores de la calcineurina (tacrolimus, pimecrolimus) son muy útiles en el control del eccema, y han demostrado un buen perfil de seguridad en numerosos estudios. Su uso debe estar siempre regulado por el dermatólogo.

8.- Los pacientes con dermatitis atópica tienen con frecuencia otros procesos asociados, como asma, alergia al polen o intolerancias alimentarias. No obstante, en muchos casos todos estos procesos siguen cursos independientes. Sólo se evitarán aquellos alimentos que demuestren que su consumo empeora claramente los síntomas de la dermatitis.

9.- El baño en piscinas empeora la dermatitis en algunos pacientes. Existen en el mercado cremas barrera, las cuales aplicadas de forma previa protegen la piel de la acción irritante del cloro.

10.- Una cierta exposición al sol puede resultar beneficiosa, evitando siempre la quemadura solar.

LO ÚLTIMO PARA LA DERMATITIS ATOPICA: BAÑOS DE LEJIA

En nuestra consulta de dermatología pediátrica la consulta más frecuente es la dermatitis atópica. Esta enfermedad puede afectar la calidad de vida de los niños y también la de los padres.

Nos han escrito muchos pacientes comunicándonos sus experiencias positivas cuando han empezado a realizar baños antisépticos con lejía para la dermatitis atópica.

Acaba de publicarse un estudio muy interesante en la revista JAMA de dermatología donde se demuestra que en dermatitis atópica las bacterias (concretamente el estafilococo aureus) coloniza la piel y sobre todo la glándula sudorípara, produciendo inflamación de la misma, la cual es el origen el picor de la dermatitis. Por ello es muy interesante el uso de antisépticos como la lejía o derivados para controlar las dermatitis aunque aparentemente no parezcan estar infectadas.

Muchas dermatitis atópicas empeoran debido a que se sobreinfectan con facilidad por las bacterias que están en nuestra piel. Y estas infecciones subclínicas, es decir, que no son perceptibles a simple vista, hacen que la dermatitis no mejore. Por ello el uso de baños sistemáticos con lejía hace que se eliminen estas bacterias y mejore espectacularmente la dermatitis.

A continuación doy una serie de instrucciones en este sentido:

– La lejía debe ser la normal de uso en casa, que suele tener una concentración del 6%. No usar lejía concentrada. También se puede usar Amukina (hipoclorito de sodio) que es un derivado de la lejía menos tóxico.

– Nunca aplicar la lejía directamente sobre la piel.

– Usar un recipiente medidor (de cocinar por ejemplo) y aplicar 125 ml si la bañera está llena, 75 ml en bañeras medio llenas y en bañeras de bebés una cucharada de té por cada 4 litros de agua.

– La dosis es muy importante: si se aplica poco antiséptico no hace efecto, y si se aplica demasiado puede irritar.

– También se puede usar AMUKINA (hipoclorito de sodio), sobre todo en bebés. Cuando se usa Amukina se puede introducir también la cabeza en el agua y no pasa nada si se bebe algo de agua. En principio la cantidad es la misma que la que hemos comentado de lejía, aunque se puede aumentar ligeramente.

– El paciente debe permanecer en la bañera 10 minutos.

– Después del baño es conveniente aclararse en la ducha con agua normal.

– Posteriormente se debe secar la piel sin frotar con la toalla, e inmediatamente después aplicar la crema hidratante o de tratamiento.

– Siempre realizar un control por su dermatólogo.